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S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: d’octubre 30, 2022

Carta dominical | «Nuestra Iglesia diocesana»

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  Este domingo celebramos el Día de la Iglesia diocesana. Desde hace muchos años, esta jornada, conocida en las diócesis catalanas como día de  Germanor , es una invitación a vivir y a expresar con obras la fraternidad en el seno de las diócesis y también en el conjunto de la sociedad. Coincidiendo con este día, se ha publicado un opúsculo titulado «Nuestra Iglesia»*, que ofrece una información detallada de los recursos humanos y materiales de la Iglesia diocesana y de cómo han sido empleados en el último año. Analizando toda la actividad que se compila, solo tengo palabras de agradecimiento. Venimos de unos tiempos convulsos, después de unos años de pandemia y varios conflictos sociales y económicos, que no han hecho más que aumentar la incertidumbre, la soledad, la pobreza y la injusticia. Sin embargo, gracias por formar parte de esta gran familia de los creyentes, que es la Iglesia. Gracias por vuestra oración. Es un pilar fundamental de la Iglesia. La oración de cada persona nos da

EL CAMÍ DE LA SANTEDAT

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  Sed, pues, perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto. (Mt 5, 48). Los santos no son héroes, sino gente común que, en su debilidad, imitan a Jesús al dar sus vidas, por la gracia de Dios. El Papa Francisco explica muy bien cuál es el camino a la santidad: "Los Santos y Santas de todos los tiempos, son personas que han vivido con los pies en la tierra; han experimentado el trabajo diario de la existencia con sus éxitos y fracasos, encontrando en el Señor la fuerza para levantarse siempre y continuar en el camino. A partir de esto podemos entender que la santidad es una meta que no puede ser alcanzada por las propias fuerzas, sino que es el fruto de la gracia de Dios y nuestra libre respuesta a ella. Así pues, la santidad es un don y una llamada." (Ángelus, 1/11/2019). Convertirse en santos es posible siguiendo la gran regla que Jesús nos dejó: "Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis, desnudo y me vestiste